Nada es bueno ni malo, sino que el pensamiento lo hace así.
William Shakespeare (1564-1616)
La vida es una tragedia cuando se la ve en primer plano,
Pero en plano general es una comedia.
Charles Chaplin (1889-1977)
El viejo mito de poner orden al supuesto caos que nos rodea en todas las áreas de la vida, ha tentado al ser humano a dictaminar cada tanto leyes, códigos y reglamentos.
El cine, y más precisamente Hollywood, no escapó a esta premisa. Con esta intención, en 1930, Daniel Lord, Martin Quigley y Will Hays redactaron un código de censura que la Asociación de Productores Cinematográficos de EEUU puso en vigencia a partir del 31 de marzo de ese año y permaneció hasta 1963, con algunas modificaciones en 1956. Fue conocido como el célebre “Código Hays”.
Comenzaba con tres “Principios Generales”:
No se autorizará ningún film que pueda rebajar el nivel moral de los espectadores. Nunca se conducirá al espectador a tomar partido por el crimen, el mal, el pecado.
Los géneros de vida descritos en el film serán correctos, tenida cuenta de las exigencias particulares del drama y del espectáculo.
La ley, natural o humana, no será ridiculizada; y la simpatía del auditorio no irá hacia aquellos que la violenten.
A continuación, y bajo títulos destacados, se especificaban diversas normativas sobre cada item. Estos eran: Crímenes – La sexualidad – La vulgaridad – Blasfemias – El vestuario – El baile – La religión – Decorados – Temas reprobables – El alcohol – El desnudo.
No es mi intención dar a conocer el texto íntegro, aunque su lectura completa resulta muy divertida a la par de los films que estamos viendo en esta época; en cambio mi propuesta es resaltar a continuación algunas “perlitas” muy llamativas.
En Crímenes, el apartado c) recomienda: “La utilización de armas de fuego será reducida al mínimo estricto”.

En Blasfemias, “No se dará consentimiento al empleo en un film, de ninguna de las palabras de la lista siguiente: Dios: Señor, Jesús, Cristo (empleado con irreverencia); mierda, kilombo, jodido, jodedor, caliente (referido a una mujer), virgen, puta, mariquita, cornudo, hijo de puta, metido, chistes de w.c., historietas de viajantes de comercio y de hijas de granjeros, condenado, infierno (éstas dos últimas palabras se podrían contemplar de acuerdo a un cierto contexto).
En Vestuario, “El desnudo completo no se admite en ningún caso”. “Se prohíbe mostrar los órganos genitales de los recién nacidos”. “Queda prohibido mostrar a las mujeres quitándose las medias”. “Nunca un hombre deberá quitar las medias a una mujer”.
Refiriéndose al Baile, dice: “Todo menear de caderas y todo movimiento del bajo vientre, deben ser vigilados estrictamente”.
Mientras que en el tópico Sexualidad, se aclara que “Será mantenida la institución del matrimonio y el hogar en forma sagrada. . .
. . . en Decorados se sugiere que es preferible que las parejas casadas, duerman en camas separadas y si fuera imposible evitar la cama común, no se permitirá bajo ningún concepto mostrar a la pareja en la cama al mismo tiempo. En fin, evitar dar demasiada importancia a la cama”.
En Temas reprobables, entre otras cosas, “Se sugiere en caso de mostrar un cadáver femenino, evitar darle un aire seductor”. “La palmada en el trasero esta permitida si encuentra una justificación en la trama. Nunca será aplicada sobre las nalgas desnudas”.
En Decisiones particulares sobre la danza, acusa que “Aquellas que originan una agitación excesiva del cuerpo y movimiento de senos estando inmóviles, son un ultraje al pudor y son malas”.
. . . Y quisiera finalizar esta nota con la mayor paradoja:
“Las estadísticas económicas actuales, citan a la industria pornográfica como la de mayor ingreso de divisas en EEUU, mientras que sólo siete décadas atrás, en un apartado sobre Vestuario en donde se mencionaba la prohibición del exhibicionismo, se remarcaba que tampoco se podía mostrar el ombligo!”
Solo me queda exclamar:
“¡QUÉ LARGO CAMINO HAS RECORRIDO, HOLLYWOOD!”
Rogelio Chomnalez
Revista ADF, Nro. 26 - Junio 2009