
Mientras cursaba el secundario y vivía los primeros días del cine animado, se convirtió en un autodidacta de la fotografía periódica. Preparó una cámara de cine que le permitía tomar fotografías de cuadro por cuadro cada sesenta segundos. Cuando reveló la película que había registrado sobre flores del jardín de su madre y la proyectó a velocidad normal, los pimpollos parecían explotar en sensuales flores, como si fueran fuegos de artificio.
Ya en la adolescencia adquirió tanta habilidad en esta técnica que el mismo Walt Disney lo visitó para pedirle que filmara el crecimiento de las plantas a partir de las semillas. Esta colaboración le permitió al emperador de los dibujos animados producir una de sus películas pioneras: “Secretos de la Vida”. Para Ott, en cambio, significó el descubrimiento fundamental de su teoría: al filmar el ciclo vital del zapallo suplantó la iluminación natural con tubos fluorescentes de luz fría. A raíz de esto los zapallos, que comúnmente producen flores masculinas y femeninas, no se desarrollaron con normalidad. Extrañamente todos los capullos femeninos se marchitaban y caían.

De esta manera arribó a la conclusión de que cada tipo de luz artificial provee solamente una parte del total del espectro solar, y que, para madurar, los zapallos necesitaban todos los elementos lumínicos que ofrece el cielo. Entonces utilizó los dos tipos de luces simultáneamente y consiguió la magia que Disney pretendía.
Algo similar le ocurrió mientras filmaba la película “En un día claro puedes ver para siempre”. Allí Ott descubrió que los tomates y las manzanas no se tornan rojos sin la luz que aporta el sol.
Pero la continuación de esta historia, que es mucho mas larga, ya no nos interesa a los cineastas; en efecto, Ott abandonó el cine y aunque nunca estudió, continuó su investigación sobre los efectos lumínicos, logró un doctorado honorario de ciencias de la Universidad de Loyola, además escribió tres libros sobre ecología de la luz, publicó gran cantidad de artículos y dio mas de cuatro mil conferencias sobre ese tema y su influencia en la salud. Obtuvo la medalla de oro de la Sociedad de Ecología Clínica y el premio de honor del National Eye Institute.
Rogelio Chomnalez
Revista ADF, Nro. 13 - Mayo 2004